NOVENA A LA SANTÍSIMA TRINIDAD


 

 NOVENA BÍBLICA A LA SANTÍSIMA TRINIDAD:

D I O S

 

 

 
DIÓCESIS DE NEIVA
PARROQUIA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
NEIVA - COLOMBIA

 


PRESENTACIÓN:
                            Tomado de NUEVO CATECISMO PARA ADULTOS, versión del nuevo  catecismo holandés, Herder, Barcelona 1969, pág. 477ss
 

“Si ahondamos por la oración en el Misterio de la Santísima Trinidad, comenzaremos a comprender que “toda la vida del hombre está puesta a buen recaudo en un amor eterno. Al llevarnos Jesús al Padre y llenarnos de su Espíritu, quedamos envueltos en un misterio de amor. La más eminente gloria de Dios se muestra en que podemos ser familiares suyos.

 No nos atrevemos a explicar con breves palabras este misterio del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y vacilamos porque sabemos que, para conocer a Dios,  no debemos abandonar el lugar al que nos ha llevado su revelación: la vida ordinaria, el mundo de los hombres. No debemos perdernos en no sabemos qué profundidades, pues podríamos imaginarnos algo así como tres círculos entrelazados. O nuestro pensamiento comenzaría a formar ingeniosas combinaciones de los números 1 y 3, y fácilmente pasaría de largo la riqueza de la enseñanza bíblica. La Biblia no emplea jamás la palabra “tres” al hablar de este misterio, como, por lo demás, tampoco lo emplea el Credo que rezamos con frecuencia. Esto no quiere decir que lo podamos evitar, pero debería servir de advertencia para no buscar demasiado aprisa una fórmula breve, cuando se trata de predicar un misterio que contiene en sí todos los misterios.

La enseñanza religiosa en los primeros años, como en la preparación para la primera comunión, fija la atención sobre todo en el Hijo, quien nos habla del Padre y ama al Padre. En Pentecostés se habla del Espíritu Santo que envían Jesús y el Padre; pero sólo después de varios años de catequesis se emplea el término “trinidad”.

Todo el Catecismo de la Iglesia Católica habla del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Así, cuando se habla de Jesús de Nazaret se comenta su obediencia a la voluntad del Padre, su pasión y su gloria en Dios. Su destino significa y contiene  el eterno amor entre el Padre y el Hijo. El Padre y el Hijo envían al Espíritu a este mundo, el Espíritu que es uno con el Padre (1 Corintios 2, 10) y un solo con el Hijo (2 Corintios 3, 17), el amor personal entre el Padre y el Hijo, como lo simbolizó la paloma que descendió sobre Jesús mientras se oía: “Éste es mi Hijo amado” (Marcos 1, 10). El mensaje de la Sagrada Escritura nos enseña tan claramente la distinción del Padre, del Hijo  y del Espíritu Santo y al mismo tiempo su divina unidad, que no podemos sino confesar la fe en un solo Dios en tres Persona.”

Con esta novena, expresión de una madura devoción popular, no se quiere abarcar la inmensidad del misterio de Dios Uno y Trino; sólo se busca un poco más de acercamiento a Él desde la oración, para lo cual, cada día, a partir de un texto bíblico, se propone una corta reflexión acerca de un atributo de Dios. Entonces, sigamos en Camino con Dios.

 

A.     PARA COMENZAR:

 Iniciemos este encuentro con el Señor,

 
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

AMÉN.

En un momento de silencio, con fe y esperanza, y desde lo profundo del corazón presentémosle al Señor nuestras intenciones al orar con esta Novena.

(Momento de silencio)

Y animados por su infinita bondad hacemos profesión de nuestra Fe en el Dios Uno y Único:

 
CREO EN DIOS,

Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor,

que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,

nació de Santa María Virgen,

padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado,

muerto y sepultado, descendió a los infiernos,

al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos

y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos, el perdón de los pecados,

la resurrección de la carne y la vida eterna.

Amén.

 
B.      ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

(San Juan Pablo II)
 
Bendito seas, Padre, que en tu infinito amor nos has dado a tu Unigénito Hijo, hecho carne por obra del Espíritu Santo en el seno purísimo de la Virgen María, y nacido en Belén hace más dos mil años.

Él se ha hecho nuestro compañero de viaje y ha dado nuevo significado a la historia, que es un camino hecho juntos, en el trabajo y en el sufrimiento, en la fidelidad y en el amor, hacia aquellos cielos nuevos y hacia aquella tierra nueva, en la que Tú, vencida la muerte, serás todo en todos.

¡Alabanza y gloria a Ti, Trinidad Santísima, único y sumo Dios!

Haz, Padre, que por tu gracia estos días sean un tiempo de conversión profunda y de alegre retorno a Ti; concédenos que sea un tiempo de reconciliación entre los hombres y de redescubierta concordia entre las naciones; tiempo en el que las lanzas se truequen en hoces, y al fragor de las armas sucedan cantos de paz. Concédenos, Padre, vivir dóciles a la voz del Espíritu, fieles en el seguimiento de Cristo, asiduos en la escucha de la Palabra y en la asiduidad a las fuentes de la gracia.

¡Alabanza y gloria a Ti, Trinidad Santísima, único y sumo Dios!

Sostén, Padre, con la fuerza del Espíritu, el empeño de la Iglesia en favor de la nueva evangelización y guía nuestros pasos por los caminos del mundo para anunciar a Cristo con la vida, orientando nuestra peregrinación terrena hacia la Ciudad de la luz. Haz, Padre, que brillen los discípulos misioneros de tu Hijo por su amor hacia los pobres y oprimidos; que sean solidarios con los necesitados, y generosos en las obras de misericordia, e indulgentes con los hermanos para obtener ellos mismos de Ti indulgencia y perdón.

¡Alabanza y gloria a Ti, Trinidad Santísima, único y sumo Dios!

Haz, Padre, que los discípulos misioneros de tu Hijo, purificada la memoria y reconocidas las propias culpas, sean una sola cosa, de suerte que el mundo crea. Otorga que se dilate el diálogo entre los seguidores de las grandes religiones, de suerte que todos los hombres descubran la alegría de ser tus hijos.

¡Alabanza y gloria a Ti, Trinidad Santísima, único y sumo Dios!

Haz que a la voz suplicante de María, Madre de las gentes, se unan las voces orantes de los apóstoles y de los mártires cristianos, de los justos de todo pueblo y de todo tiempo, para que este momento de gracia sea para todos y para la Iglesia, motivo de renovada esperanza y de júbilo en el Espíritu.

¡Alabanza y gloria a Ti, Trinidad Santísima, único y sumo Dios!

A Ti, Padre omnipotente, origen del cosmos y del hombre, por Cristo, el Viviente, Señor del tiempo y de la historia, en el Espíritu que santifica el universo, la alabanza, el honor, la gloria, hoy y en los siglos sin fin. Amén

 

C.      LECTURA BÍBLICA CORRESPONDIENTE AL DÍA.
 
      D.      REFLEXIÓN DEL DÍA.

E.       GOZOS


                           
(Himno Liturgia de las Horas, Vísperas de la Solemnidad de la Santísima Trinidad.)

Ángeles y Serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.

¡Dios mío, Trinidad a quien adoro!,
La Iglesia nos sumerge en tu misterio;
te confesamos y te bendecimos,
Señor Dios nuestro.

 Ángeles y Serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.

Como un río en el mar de tu grandeza,
el tiempo desemboca en hoy eterno,
lo pequeño se anega en lo infinito,
Señor, Dios nuestro.

 Ángeles y Serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.

Oh, Palabra del Padre, te escuchamos;
Oh, Padre, mira el rostro de tu Verbo;
Oh, Espíritu de amor, ven a nosotros;
Señor, Dios nuestro.

Ángeles y Serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.

 ¡Dios mío, Trinidad a quien adoro!,
haced de nuestras almas vuestro cielo,
llevadnos al hogar donde tú habitas,
Señor, Dios nuestro.

Ángeles y Serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu:
Fuente de gozo pleno y verdadero,
al Creador del cielo y de la tierra,
Señor, Dios nuestro. Amén.

Ángeles y Serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.

F.       ACTOS DE FE, ESPERANZA Y CARIDAD

“Dios mío, creo firmemente cuanto tú, verdad infalible, has revelado y la santa Iglesia nos propone para creer. Y expresamente creo en ti, único verdadero Dios, en tres personas iguales y distintas, Padre, Hijo y Espíritu Santo; y en tu Hijo, encarnado y muerto por nosotros, Jesucristo, el cual dará a cada uno, según sus méritos, el premio o la pena eterna. Conforme a esta fe quiero vivir siempre. Señor, aumenta mi fe.

Dios mío, espero de tu bondad, por tus promesas y por los méritos de Jesucristo, nuestro Salvador, la vida eterna y las gracias necesarias para merecerla con las buenas obras que debo y quiero hacer. Señor, no quede yo confundido eternamente.

Dios mío, te amo con todo mi corazón, sobre todas las cosas, a ti, bien infinito y mi eterna felicidad; y por amor tuyo amo a mi prójimo como a mí mismo y perdono las ofensas recibidas. Señor, haz que yo te ame cada día más.”

PADRE NUESTRO

AVE MARÍA

GLORIA AL PADRE, al Hijo y al Espíritu Santo,

R/: como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos, amén.

Oremos: Dios, Padre todopoderoso, que has enviado al mundo la Palabra de la verdad y el Espíritu de la santificación para revelar a los hombres tu admirable misterio, concédenos profesar la fe verdadera, conocer la gloria de la eterna Trinidad y adorar su Unidad todopoderosa. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. AMÉN.

G.     ORACIÓN UNIVERSAL

Si el momento lo amerita, quienes participan de la novena en grupo o en familia pueden hacer, en voz alta, sus peticiones al Señor.

 
H.     ORACIÓN FINAL

“Creo en Ti, Dios Padre, Creo en Ti, Dios Hijo,
Creo en Ti, Dios Espíritu Santo,
pero aumentad mi fe.

Espero en Ti, Dios Padre, Espero en Ti, Dios Hijo,
Espero en Ti Dios Espíritu Santo,
pero aumentad mi esperanza.

Te amo Dios Padre,
Te amo Dios Hijo, mi Señor Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Te amo Dios Espíritu Santo,
pero aumentad mi amor.

Padre omnipotente, ayuda mi fragilidad y ayúdame a crecer en Ti.
Sabiduría del Hijo, endereza todos mis pensamientos, palabras y obras de este día.
Amor del Espíritu Santo, sé el principio de todas las obras de mi vida, para que sean siempre conformes con la Voluntad del Padre.

A Ti, Padre Creador, A Ti, Hijo Salvador,                                          A Ti, Espíritu de Santidad,
Un solo Dios en Trinidad de Personas,
De todo corazón te confieso, te bendigo y te alabo.
A Ti, Trinidad Santísima se te dé siempre, todo honor,
gloria y alabanza por toda la eternidad.

Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu Santo,
Gloria a la Santísima e indivisa Trinidad,
como era en el principio, ahora y siempre,
por todos los siglos de los siglos. Amén”


PRIMER DÍA: DIOS UNO Y ÚNICO

 

LECTURA DEL LIBRO DEL PROFETA ISAÍAS 45, 6b-8.18.21-25

 

Yo soy el Señor y no hay otro: artífice de la luz, creador de las tinieblas, autor de la paz, creador de la desgracia; yo, el Señor, hago todo esto. Cielos, destilen el rocío; nubes, derramen la victoria; ábrase la tierra y brote la salvación, y con ella germine la justicia: yo, el Señor, lo he creado. Así dice el Señor, creador del cielo –Él es Dios-, el que modeló la tierra, la fabricó y la afianzó; no la creó vacía, sino que la formó habitable: Yo soy el Señor y no hay otro. ¿Quién anunció esto desde antiguo, quién lo predijo desde entonces? No hay otro Dios fuera de mí. Yo soy un Dios justo y salvador, y no hay ninguno más. Vengan a mí para ser salvados, confines de la tierra, porque yo soy Dios y no hay otro. Lo juro por mi Nombre, de mi boca sale una sentencia, una palabra irrevocable: Ante mí se doblará toda rodilla, por mí jurará toda lengua. Dirán: Sólo el Señor tiene la justicia y el poder. A Él vendrán derrotados los que se enfurecían contra Él, porque el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.

 Palabra de Dios.

R/: Te alabamos, Señor.

 
REFLEXIÓN:

 Las grandes convicciones del profeta le inspiran su palabra. Para él, la historia está guiada, iluminada, acompañada por Dios, quien actúa siempre con misericordia, amor y justicia y jamás como un déspota, por eso vale la pena hacer su voluntad. Para el profeta la salvación es un encuentro de causas diversas en las que Dios actúa “porque el Señor es sol y escudo” (Salmo 84, 12). En ningún otro momento de la historia humana este encuentro ha estado tan fecundo y perfecto como en el misterio de la encarnación. El fruto que ha nacido, Jesús, lleva en su nombre el destino de la “salvación de Dios” (Mateo 1, 21).

 La fe en el único Dios es el fundamento de la verdadera “religión”, porque Él toma la iniciativa de entrar en relación directa con sus criaturas. Cristo nos revela que esta relación es un encuentro entre el Padre y el  hijo, porque Dios es Padre. Este Dios continúa hoy su obra en el mundo a través del hombre, quien tiene como misión humanizar la creación y convertirla, con humildad y generosidad, en vivienda agradable para la mejor obra de arte salida de la mano de Dios: el hombre, y el hombre en familia. El cristiano es administrador corresponsable del mundo, no es el dueño absoluto de la obra de Dios, pero el cristiano sí está llamado a ver la mano de Dios en la obra del mundo a través de lo que consciente o inconscientemente hace por él.

 
 

SEGUNDO DÍA: DIOS ES AMOR

 
LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DE SAN JUAN 4, 7-10

Queridos hermanos, amémonos unos a otros, porque el amor viene de Dios; todo el que ama es hijo de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, ya que Dios es amor. Dios ha demostrado el amor que nos tiene enviando al mundo a su Hijo único para que vivamos gracias a Él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y nos envió a su Hijo para que, ofreciéndose en sacrificio, nuestros pecados quedaran perdonados.

 Palabra de Dios.

R/: Te alabamos, Señor.

 
REFLEXIÓN:

Este corto texto tomado de la primera carta de San Juan nos exhorta a vivir en el amor, como verdaderos hermanos, puesto que todo viene de Dios. Juan toma como ejemplo al Padre Dios que dona, por amor a nosotros, la vida de su Hijo Jesucristo. Dios ama en nosotros, perdona en nosotros y ora en nosotros, porque es amor que se dona con total gratuidad. El mundo, por su parte, está inmerso en el mal y en el odio; Dios, en cambio, obra por amor. Este amor del Padre se ha manifestado en la encarnación y aun así nos sentimos pobres e incapaces de reconocer el amor de Dios, autor de la vida (Romanos 3, 25; 2 Corintios 5, 21). Ahora el cristiano es una persona que ama a su hermano, y a su hermano en familia. El cristiano es administrador corresponsable del mundo, no es el dueño absoluto de la obra de Dios, pero el cristiano sí está llamado a ver la mano de Dios en la obra del mundo a través de lo que consciente o inconscientemente hace por él.

 

 

TERCER DÍA: SABIDURÍA DE DIOS


LECTURA DEL LIBRO DE LA SABIDURÍA 1, 1-7

Amen la justicia, ustedes, los que gobiernan la tierra; tengan rectos pensamientos sobre el Señor y búsquenlo con sencillez de corazón. Lo encuentran los que no exigen pruebas y se revela a los que no desconfían. Los razonamientos retorcidos  alejan de Dios, y su poder, cuando es puesto a prueba, confunde a los necios. La sabiduría no entra en un alma perversa ni vive en un cuerpo entregado al pecado. El Santo Espíritu que nos instruye huye del engaño, se aparta de los razonamientos sin sentido y se aleja cuando está presente la injusticia. La Sabiduría es espíritu amigo de los hombres que no deja sin castigo las palabras del blasfemo; Dios es testigo de sus sentimientos, vigila puntualmente su corazón y escucha lo que dice su lengua. Porque el Espíritu del Señor llena la tierra y el que todo lo contiene conoce cada voz.

Palabra de Dios.

R/: Te alabamos, Señor.

 
REFLEXIÓN:

En este hermoso texto la sabiduría está presentada como un don de Dios y, además, como un atributo que personifica a Dios mismo. Como don de Dios requiere, de quien decide recibirla:

1.       amor por la justicia (Deuteronomio 16, 18.20), como aceptación de la voluntad de Dios (Proverbios 11, 4ss);

2.       acercarse a Dios y entrar en comunión con Él (Deuteronomio 4, 29; Oseas 5, 15);

3.       tener confianza total en Dios (Génesis 15, 6; Isaías 7, 9)

Dios rechaza la tortuosidad del impío (Deuteronomio 32, 5; Proverbios 4, 24) y no concede la sabiduría a quien está inmerso en el pecado (Proverbios 8, 13). Como atributo divino la Sabiduría está dada por el Espíritu Santo (Salmo 50, 15; Isaías 63, 10s), es maestra de conducta moral en el hombre que ama y, según el caso, castiga. Según San Pablo en su carta a los Colosenses 1, 17, la Sabiduría da armonía y unidad a cada cosa.

 Si entramos en una biblioteca, y si consultamos la gran biblioteca digital a través del internet, visualizamos el pensamiento de los autores en forma de líneas, vemos cómo se forma un verdadero juego de palabras cruzadas que llevan a tantas desviaciones y relativismos. Vivimos en un permanente bombardeo de ideas y opiniones. Lo que ayer era impensable aparece hoy en la primera página y, seguramente, será desmentido mañana. ¿Quién podrá encontrar una verdadera orientación y el sentido de la vida en esta maraña del pensamiento? La Sabiduría no es una materia que se enseña en la universidad; viene de lo alto. Es un don, pero exigente, por eso quien no es humilde y permanece en el pecado no encuentra la Sabiduría. La Sabiduría no viene de nosotros; Dios nos la da y si somos capaces de mantener su presencia a través de nuestra transparencia, su luz brilla en nosotros.

La profunda belleza de la Sabiduría se manifiesta en una persona concreta que ama y se deja amar, comenzando por Cristo y por María. “El que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él” (Juan 14, 21). La Sabiduría es el único Maestro que no envejece; por eso urge buscarla, escucharla y dejarla actuar en nosotros.

Cada día podemos orar con total confianza diciendo: “Señor, dame tu Sabiduría para que guíe mis pasos hacia Ti.”

 
 

CUARTO DÍA: BONDAD Y TERNURA DE DIOS.
 

LECTURA DEL EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 7, 7-12

En aquel tiempo dijo Jesús: Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá, porque quien pide recibe, quien busca encuentra, a quien llama se le abrirá. ¿Quién de ustedes si su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide pescado, le da una culebra? Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más dará el Padre de cielo cosas buenas a los que se las pidan! Traten a los demás como quieren que los demás los traten. En esto consiste la Ley y los Profetas.

 
Palabra del Señor.

R/: Gloria a Ti, Señor Jesús.

 
REFLEXIÓN:

Hermosísimo este texto de Mateo  que nos muestra la necesidad de la oración de petición: basta querer y pedir si se quiere recibir. El valor de esta oración está en quien tiene necesidad y abre su corazón con total confianza al Señor. Quien necesita no se resigna a hacer menos de lo que realmente requiere. Quien golpea a la puerta siente el calor que la casa ofrece a las personas que la habitan. Llamar al corazón de Jesús da eficacia a la oración puesto que él hace una promesa incondicional: que cada oración será escuchada.

Así es la bondad del Señor: siempre tiene los oídos abiertos y el corazón dispuesto para quien con Fe se le acerca en la oración. Está claro que no todo aquello que pedimos se nos concederá: si pedimos algo inútil o dañino, no se nos concederá; el Padre siempre concede “cosas buenas” en la medida en que Él ve que realmente nos conviene. La bondad del Padre es una invitación al hijo a ser bueno, a buscar lo bueno y a hacer el bien a sus semejantes: “Traten a los demás como quieren que los demás los traten” (regla de oro); esto cierra la primera parte del discurso y enseguida el Señor nos recuerda que “en esto consiste la Ley y los Profetas.”

 Igualmente, estos versículos insisten en la perseverancia en la oración; no es un texto que enseñe una técnica eficaz para presionar a Dios, sino, más bien, un texto en el que se afirma la bondad de Dios y la certeza de que en él siempre encontramos la ternura de un Padre amoroso. El acento en la parábola no está puesto en la perseverancia de la persona orante, sino en la bondad y en la ternura del Padre del Cielo. Dios escucha siempre y escucha con alegría. Aquello que el hombre hace de mala gana, a pesar de la obstinación del otro, el Padre del Cielo lo hace con plena alegría.

Si realmente creemos que Dios es Padre, sabemos que Él escucha siempre y que todo lo que venga de Él constituye un bien para nosotros, porque Dios es bueno. Es poco a poco, orando con insistencia, sin poner condicionamientos, permitiendo que “se haga su voluntad” en nosotros  como vamos entrando en contacto con Dios y permitiendo que Él acontezca en nuestra vida.

 

 QUINTO DÍA: DIOS EN NUESTRA VIDA

 

LECTURA DE LA CARTA A LOS HEBREOS 11, 1-7

La fe es la garantía de lo que se espera, la prueba de lo que no se ve. Por ella nuestros antepasados fueron considerados dignos de aprobación. Por la fe comprendemos que el mundo fue formado por la Palabra de Dios, lo visible a partir de lo invisible. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio mejor que el de Caín, por ella lo declararon justo y Dios aprobó sus dones; por ella, aunque muerto, sigue hablando. Por la fe Enoc fue trasladado sin pasar por la muerte, y no lo encontraron porque Dios se lo había llevado; y recibió testimonio que antes de su traslado había agradado a Dios. Sin fe es imposible agradarle. Quien se acerca a Dios ha de creer que existe y que recompensa a los que lo buscan. Por la fe recibió Noé aviso de lo que aún no se veía, y cauteloso construyó un arca para que se salvase su familia. La fe de Noé condenó al mundo y él alcanzó la justicia que da la fe.

 
Palabra de Dios.

R/: Te alabamos, Señor.

 
REFLEXIÓN:

Cuando leemos los primeros once capítulos del Génesis encontramos dos líneas diferentes de vida: la historia humana lejos de Dios y la historia humana con Dios. Y ahora, cuando leemos la carta a los Hebreos encontramos que el autor en pocas líneas resume la segunda línea: una historia con Dios y fundada en la Fe. Ésta nos lleva a ver la fe como “la garantía de lo que se espera y la prueba de lo que no se ve”, dando así una seguridad a nuestra tensión hacia lo invisible y lo futuro.

Como los grandes personajes del Génesis nombrados por el autor de esta carta, también nosotros somos llamados a ver, desde la fe, la presencia y la acción salvadora de Dios  en nuestra vida. Así nos exhorta a hacerlo el Concilia Vaticano II:

“El pueblo de Dios, movido por la fe, que le impulsa a creer que quien conduce es el Espíritu del Señor, que llena el universo, procura discernir en los acontecimientos, exigencias y deseos, de los cuales participa juntamente con sus contemporáneos, los signos verdaderos de la presencia o de los planes de Dios. La fe todo lo ilumina con nueva luz y manifiesta el plan divino sobre la entera vocación del hombre. Por ello orienta la mente hacia soluciones plenamente humanas. El Concilio se propone, ante todo,  juzgar bajo esta luz los valores que hoy disfrutan de máxima consideración y enlazarlos de nuevo con su fuente divina. Estos valores por proceder de la inteligencia que Dios ha dado al hombre, poseen una bondad extraordinaria; pero, a causa de la corrupción del corazón humano, sufren con frecuencia desviaciones contrarias a su debida ordenación. Por ello necesitan purificación.

¿Qué piensa del hombre la Iglesia? ¿Qué criterios fundamentales deben recomendar para levantar el edificio de la sociedad actual? ¿Qué sentido último tiene la acción humana en el universo? He aquí las preguntas que aguardan respuesta. Esta hará ver con claridad que el Pueblo de Dios y la humanidad, de la que aquél forma parte, se prestan mutuo servicio, lo cual demuestra que la misión de la Iglesia es religiosa y, por lo mismo, plenamente humana.”

 


SEXTO DÍA: FAMILIA DE DIOS

 
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO  12, 46-50

Todavía estaba hablando a la multitud, cuando se presentaron su madre y sus hermanos, que estaban afuera, deseosos de hablar con él. Uno le dijo: Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y desean hablar contigo. Él contestó al que le decía: ¿Quién es mi madre? ¿Quiénes son mis hermanos? Y señalando con la mano a sus discípulos dijo: ¡Ahí están mi madre y mis hermanos! Cualquiera que haga la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.

 
Palabra del Señor.

R/: Gloria a Ti, Señor Jesús.

 
REFLEXIÓN:

 Ante la búsqueda de su familia y de sus paisanos Jesús declara que su verdadera familia está compuesta por aquellos que “escuchan” y “hacen la voluntad” de Dios. Escuchar es la premisa indispensable para acoger la Palabra de Dios (Gálatas 3, 1-5; Romanos 10, 16ss); todavía Mateo agrega que es indispensable que la Palabra escuchada se convierta en realidad en la vida: “La Palabra de Dios es la Praxis del hombre.” Hacer la voluntad de Dios es practicar en la vida de cada día su Palabra.

Jesús no pone en cuestión la grandeza y la bondad de la familia humana, pero sí pone las bases de una profunda intimidad con Él: hacer la voluntad del Padre. En el interior de las relaciones humanas se instaura una nueva parentela espiritual que une con Cristo y con el Padre: es la consonancia con la voluntad del Padre. De él ha venido la vida, de Él procede todo bien. Aquí María es alabada; ella ha aceptado a plenitud la iniciativa del Padre Dios.

 En la familia cristiana todo debe ser un signo no sólo de pertenencia a la propia familia, sino también un gran signo de pertenencia a la inmensa familia de los hijos de Dios: “Todo aquel que atraído por el Padre y movido por el Espíritu Santo responde libremente al amor revelado y comunicado en el Hijo, forma la Iglesia, asamblea de los elegidos de Cristo.” Nuestra fe y el modo de vivirla  deben responder a aquellos requisitos por los cuales uno siente que “verdaderamente” pertenece a la familia de Dios.

 Es urgente consagrar la familia al Señor y pedirle su asistencia permanente para hacer de cada  hogar un verdadero semillero de Fe, de Esperanza y de Amor.

 

 
SEPTIMO DÍA: REPOSO DINÁMICO DE DIOS.

 
LECTURA DE LA CARTA A LOS HEBREOS 4, 1-5.11

Mientras se mantiene en pie la promesa de entrar en el descanso de Dios, debemos tener cuidado, para que ninguno de ustedes quede excluido; porque también a nosotros, como a ellos nos anunciaron la Buena Noticia. Pero el mensaje que ellos oyeron no les valió porque no se unieron por la fe con aquellos que la aceptaron. Nosotros, en cambio, los que hemos creído, entraremos en ese descanso, como queda dicho: Juré airado que no entrarán en mi descanso. Las obras de Dios, por cierto, concluyeron con la creación del mundo, como se dice en un texto sobre el séptimo día: El séptimo día descansó Dios de todas sus tareas, y en este otro: no entrarán en mi descanso. Por tanto, esforcémonos por entrar en aquel descanso, para que ninguno caiga imitando aquel ejemplo de rebeldía.

 
Palabra de Dios.

R/: Te alabamos, Señor.

 
REFLEXIÓN:

En el versículo 9 de este mismo capítulo de la carta a los Hebreos el autor habla de un “descanso sabático para el pueblo de Dios,” el que conviene no mirar negativamente, sino positivamente, como San Pablo en su carta a los Filipenses 2, 12: “Queridos míos sean obedientes como siempre: no sólo en presencia mía, sino más bien en mi ausencia, trabajando con temor y temblor en su salvación,” mediante la adhesión a la fe y en la puesta en práctica de la Palabra de Dios.

Se puede escuchar la Palabra de Dios que anuncia la Buena Noticia y lleva a la salvación. Este texto de los Hebreos da las razones: La Palabra de Dios escuchada y vivida lleva a la unidad de la gracia y de la fe con aquel a quien escuchamos. La fe, en efecto, lleva a la comunión.

De nuevo aquí se presenta la acción de Dios que quiere salvar y la necesaria colaboración del hombre para su misma salvación. Para esto se hace necesario permanecer en la fe  y entrar en el reposo de Dios, aceptar ver las cosas como Él las ve, juzgar como Él juzga, actuar como Él actúa. Porque el “reposo de Dios” es esencialmente dinámico. Dios “obra siempre”, siempre está actuando, creando, amando… “mi Padre trabaja siempre y yo también trabajo” (Juan 5, 17). En este sentido el “reposo de Dios” al que estamos invitados a entrar se refiere a la Iglesia siempre dinámica en la misión y a la continua búsqueda de Dios, quien permanece activo como Dios Padre Creador,  Dios Hijo, Salvador y  Dios Espíritu Santo, santificador. Un poco como el obrero de nuestra civilización industrializada, que siente la necesidad de un espacio de tiempo en el que pueda ocuparse de aquellas cosas que le gustan en la tranquilidad de su casa y al calor de su familia a pesar del cansancio, que semana tras semana, le deja el trajín de la fábrica.
 

 

OCTAVO DÍA: DIOS SE MANIFIESTA EN JESUCRISTO
 

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 14, 21-26

 En aquel tiempo dijo Jesús: Quien recibe y cumple mis mandamientos, ése sí que me ama. Y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él. Le dice Judas –no el Iscariote-: Señor, ¿por qué te vas a manifestar a nosotros y no al mundo? Jesús le contestó: Si alguien me ama cumplirá mi palabra, mi Padre lo amará, vendremos a él y habitaremos en él. Quien no me ama no cumple mis palabras y la palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió. Les he dicho esto mientras estoy con ustedes. El Defensor, el Espíritu Santo que enviará el Padre en mi nombre, les enseñará todo y les recordará todo lo que yo les he dicho.

 
Palabra del Señor.

R/: Gloria a Ti, Señor Jesús.

REFLEXIÓN:

 Este breve texto de San Juan, tomado de la última cena tiene como centro de interés la auto revelación de Jesús, suscitada por la pregunta de Judas (no el Iscariote). La discriminación entre el mundo y quienes aman a Jesús parte de la condición que el Señor pone: “Quien acoge mis mandamientos y los vive, éste me ama.” El amor a Jesús se manifiesta en la observancia de su palabra, la que se expresa en diversos mandamientos. Quien ama así a Jesús será amado por Él y por el Padre, y podrá profundizar en la revelación de Jesús mediante el Espíritu Santo, verdadero don del Padre.

 En Jesús Dios se manifiesta espiritualmente a los creyentes y cierra las puertas al mundo incrédulo. Queda esperar la Parusía: la manifestación gloriosa de Nuestro Señor Jesucristo al final de los tiempos cuando creyentes y no creyentes estarán ante el trono del Rey eterno. La experiencia cristiana se vive en el secreto de la persona, en lo íntimo de su corazón, en lo profundo del espíritu. Dios, el Padre, no se manifiesta en el trueno ni en los relámpagos, como en el Sinaí, sino por medio de la brisa ligera, tal como se le manifestó al profeta (1 Reyes 19, 12), en la sonrisa de un bebé, en el abrazo sincero del amigo. Dios rechaza lo espectacular cuando quiere revelar su secreto plan de salvación, su amor, su paternidad.

 Esta manifestación íntima y personal se da a través de la obra mediadora y la acción interiorizada del Espíritu Santo. El Espíritu Santo se hace para la Iglesia y para cada cristiano la fuente que da vida, actualiza y revela la Palabra de Dios; la fuente que acompaña al cristiano en su camino de santificación.

 
 

NOVENO DÍA: DIOS AMA LOCAMENTE

 
LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DE SAN PABLO A LOS CORINTIOS 1, 26-31

Miren, hermanos, quiénes han sido llamados: entre ustedes no hay muchos sabios humanamente hablando, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; por el contrario, Dios ha elegido a los locos del mundo para humillar a los sabios, Dios ha elegido a los débiles del mundo para humillar a los fuertes, Dios ha elegido a gente sin importancia, a los despreciados del mundo y a los que no valen nada, para anular a los que valen algo. Y así nadie podrá gloriarse frente a Dios. Gracias a Él ustedes son de Cristo Jesús, que se ha convertido para ustedes en sabiduría de Dios y justicia, en consagración y redención. Así se cumple lo escrito: El que se gloría que se gloríe en el Señor.
 

Palabra de Dios

R/: Te alabamos, Señor.
 

REFLEXIÓN:

Este texto de la primera carta a los Corintios hace referencia clara a una experiencia vivida por la comunidad cristiana de Corinto. Esto le sirve a San Pablo para poner un ejemplo claro y concreto de la sabiduría divina, totalmente diferente a la sabiduría del mundo. La vocación cristiana es dada a personas privadas de muchas posibilidades y medios para moverse en el mundo; sí, ante los ojos del mundo los cristianos son un ejemplo de debilidad y estupidez, pero “los pensamientos de Dios no son los pensamientos del mundo.” Dios mira directamente al corazón; el mundo se queda en las cosas vanas, pasajeras y exteriores. Así llama Dios a la Fe, llama a los que Él quiere, a los débiles del mundo, a los despreciados, a los últimos… a los humildes y sencillos de corazón.

La llamada del cristiano a la Fe no pertenece a la categoría de la inteligencia humana, sí a la gratuidad del “amor loco” de Dios. Ante Dios no cuenta ni el privilegio de la cultura, ni del prestigio,  ni del éxito científico, político o económico; para Dios sólo cuenta la transparencia interior y humilde del espíritu. El cristiano cree que Cristo resurge en cada situación de debilidad, y que viviendo en el amor con Cristo, quien ama hasta el extremo, se transforma, se humaniza y se cristifica  el mundo.
 
El cristiano no tiene otra misión distinta a la de dar la propia vida, desprenderse de ella gota a gota, día a día reconociendo que Cristo, Dios con nosotros, es el centro de la vida y que, fuera de su amor, no se puede vivir y todo carece de valor. De frente a la intransigencia de aquellos que reducen la fe a la mediación socio – política, Pablo reconoce en la disponibilidad interior de fe y esperanza en el “amor loco de Dios” la presencia activa y salvadora de Cristo Resucitado. Hoy, como ayer, para cada una de nuestras comunidades diocesanas o parroquiales, nada es más grave que perder el amor de Cristo y la posibilidad de amar como Cristo nos ama.

 
"A LA MAYOR GLORIA DE DIOS."

 

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA:

LITURGIA DE LAS HORAS, T.III, editorial Él, S.A. de C.V. 1980
MESSALE DELL’ASSEMBLEA CRISTIANA, Centro Catechistico Salesiano, Editori Elle Di Ci, ristampa settembre 1980
NUEVO CATECISMO PARA ADULTOS, Versión íntegra del catecismo Holandés,  Barcelona, Editorial Herder, 1969, pág. 477ss
SCHÖKEL, LUIS ALFONSO, LA BIBLIA DE NUESTRO PUEBLO, Biblia del Peregrino, América Latina, 2011
VATICANO II, DOCUMENTOS, BAC, Madrid, 1968

3 comentarios:

  1. Me gusta mucho esta novena, realizando estas oraciónes podemos conecer mas sobre la santisima trinida y expresar de verdad una gran devocion, me siento muy bendecida.

    ResponderEliminar
  2. Estuve buscando una novena que sea mas o menos completa con textos biblico de reflexión y ésta es. Gracias por dejarla en internet. Bendiciones.

    ResponderEliminar